El Gobierno proclama el estado de guerra en España ante la revuelta de los mineros asturianos. En Barcelona, Luís Companys, proclama el Estado Catalán.
La proclama de Companys provocó la intervención del Ejército, que domina rápidamente la situación después de algunos enfrentamientos en los que murieron unas cuarenta personas. La autonomía catalana fue suspendida y Luis Companys detenido. Poco duró la valentía, unas horas
Fue en Asturies donde, gracias a las heroicas y decididas acciones de los mineros, la Revolución del 34 llegó a su climax. Los mineros tenían armas y dinamita y la revolución estaba bien organizada. N'Uviéu se proclamó la República Socialista Asturiana y se atacaron lo puestos de la Guardia Civil y los ayuntamientos. A los tres días casi toda Asturies estaba en manos de los mineros, incluidas las dos fábricas de armas. A los diez días, 30.000 trabajadores forman el Ejército asturiano y desde el Gobierno español se considera que la revuelta es una guerra en toda regla y deciden tomar medidas contundentes, llaman a los generales Goded y Franco (que tenía experiencia por sus represiones en la huelga general de 1917 en Asturies) para que dirijan el ataque contra los revolucionarios astures. Sin tregua ni perdón. El ejercito español apoyado por la aviación, avanzó devastadoramente sobre Uviéu, primero, y, después, sobre Xixón. La resistencia astur fue heroica, llegando a la lucha casa por casa. El día 19 todo había terminado y comenzaba la dura represión que se extendió sobre el pueblo asturiano. Sobre MÍS antepasados
Mientras otros, muy valientes, se rindieron a las pocas horas, dejando en la estacada a aquellos sufridos y valerosos astures.