Así gastan el dinero público los progres: el caso de Rosa Regás
Graciano Palomo
La gestión de la directora de la Biblioteca Nacional, con sus tres gerentes, cinco chóferes y tres secretarias en veinte meses, merecería un examen de los responsables anticorrupción.
1 de noviembre de 2006. El diario ABC viene publicando de forma rigurosa y pormenorizada el "escándalo Regás", referido a la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, que une a su condición de escritora -me temo que de escaso éxito- una militancia política extremista, sectaria y pasada de moda. Se ha quedado muy antigua doña Rosa. De sus procederes se puede colegir que está anclada en los años 30, con ese azuzado sentido "guerracivilista" que impregna sus acciones. Lo malo es que lo hace con dinero público, es decir, de todos. ABC insinúa, incluso, que para temas personales.
Muy propio de estos progres transnochados. He conocido a muchos. Van de socialistas y socializantes pero en cuanto tienen la oportunidad de pillar se lanzan en plancha en pos de un euro que revolotea; les encanta disfrutar a manos llenas del Presupuesto. Siguen creyendo en la teoría leninista de las "élites", esto es, que a los dirigentes no les debe faltar nada, aunque el pueblo viva en la indigencia. Repito, he conocido a lo largo de mi agitada vida muchos tipos así, eso sí, desde una teórica superioridad moral. Predicaban una cosa y luego, en sus comportamientos, hacían todo lo contrario.
Esta Regás que al parecer tuvo el apoyo de ERC y de los socialistas, naturalmente, para encaramarse hasta ese privilegiado puesto de la Biblioteca Nacional- debe tratarse de "la última stalinista", porque sus comportamientos suenan autoritarios, despilfarradores e intolerables. Hasta tal punto que la institución que teóricamente dirige por cuanto dedica la mayor parte de su tiempo a sus actividades personales- ha tenido que pedir una ampliación del crédito y en seis meses se ha fumado el presupuesto de todo el ejercicio. Ha externalizado los servicios y ha hecho adjudicaciones directas, naturalmente a los amigos. En seis meses se ha gastado casi millón y medio de euros para glorificar la II República y su particular visión de la Guerra Civil.
En veinte meses ha tenido tres gerentes (¡es fácil colegir por qué!), cinco chóferes y tres secretarias, una de ellas externa se supone que pagada con dinero público- porque como buena progre (septuagenaria) confunde su agenda privada con su agenda pública. Se trata de un bien de Estado.
Desde el Ministerio de Cultura se le llamó la atención ante los elevados gastos que presentaba y por los suntuosos viajes que se autobeneficia, y como buena "demócrata" trata a sus subordinados a patadas, ejerciendo un autoritarismo propio de los Gulag. Dicho en roman paladino, una progre con muchos años digna del paraíso comunista liquidado por el pueblo.
Los datos ofrecidos por el sesudo ABC no ofrecen lugar a dudas. Hay malversación de caudales públicos, desbarajuste, gasto por doquier y no se a qué espera el fiscal para abrir una investigación porque esto se llama sencilla y llanamente corrupción. Digo que el ministerio público la investigue. Punto.
Ésta es de esas personas de la izquierda que luego anatematizan a la derecha democrática y organizan akelarres para intentar mantener sus prebendas.
El pueblo llano de derecha, izquierda o mediopensionista- ha dejado claro en muchas ocasiones cómo reacciona ante tales comportamientos. El cosmos de Zapatero está plagado de versiones Regás. Esto es sencillamente corrupción. En los países serios la Regás hubiera sido cesada y si se demuestra que ha despilfarrado dinero público, procesada.
Un ejemplo claro. El servicio de prensa de la Biblioteca Nacional ha sido externalizado. ¿A quién se lo ha otorgado? Pues a Milagros Anaut, hermana de Alberto Anaut, editor de la revista Eñe, en cuyo consejo editorial se encuentra la gran escritora. ¿Hablamos de lo que ha costado el rediseño de la página web? Por adjudicación directa, naturalmente, que los concursos públicos son cosas de gentes de derechas.
Por medio anda el asesor Molina Temboury.
Me gustaría que mi dinero como contribuyente exigiera, como mínimo, una investigación de las cuentas de la venerable institución.
Una investigación, a ser posible, progre, naturalmente.
Cuando no se vive como se dice pensar se acaba pensando como se vive.
Nada nuevo bajo el sol.
