Cuando el himno se tira a la cabeza

Muy buen análisis el que hace Esther Esteban.

7 de febrero de 2007. Vaya por delante que no siento una especial pasión por los himnos o las banderas, que tantas veces en la historia han servido para enfrentar a los ciudadanos. Vaya por delante que suspendería, sin duda, si alguien me hiciera un examen sobre mis conocimiento de la Marcha Real, el himno de España, pero dicho esto me parece un exceso, desde todos los puntos de vista, la reacción del PSOE porque la manifestación del sábado contra ETA concluyera con el himno. No es de recibo la afirmación de Diego López Garrido de que esa es una actuación propia de un régimen autoritario ni tampoco que se cargaran las tintas contra el PP, acusándole de hacer un uso sectario y partidista de los símbolos de todos los españoles, en vez de señalar con el dedo, en todo caso, a sus convocantes: el Foro de Ermua. Esta falsa polémica huele que apesta, porque no hay argumentos que la sostengan salvo que se pretenda tapar el éxito de una manifestación que incomoda al gobierno.

Resulta especialmente lamentable comprobar como cualquier acto, incluso los convocados por nuestra siempre adormecida sociedad civil, se convierten en motivo de pelea partidista, de crispación política, de la que los ciudadanos se distancian cada vez más. No es habitual que un acto como el del sábado concluya con el himno porque desgraciadamente la democracia sigue estando presa de múltiples complejos heredados de la época franquista y de lo mal que se resolvió en la transición todo lo relativo a nuestros símbolos constitucionales. Resulta absolutamente pernicioso que la enseña nacional o el himno se identifique con lo peor de nuestra historia reciente y lejos de hacer de ellos un motivo de orgullo ciudadano, de patriotismo bien entendido se transformen en argumento rancio que en vez de unir, divide.

Decir que recurrir al himno es típico de regímenes autoritarios es negar la realidad e insultar a la inteligencia. ¿O es que de la noche a la mañana se han convertido en regímenes autoritarios democracias tan consolidadas como la británica, la francesa o la norteamericana, donde lo habitual es entonar el himno y que ondeen sus banderas en cualquier acto de la vida pública y no hacerlo se considera un insulto? Si aquí se peca de algo es justamente de lo contrario, de utilizar vergonzantemente lo que es de todos porque la Constitución nos lo ha ofrecido. Si la reacción del partido del gobierno fuera sincera, no se ocultaría de forma vergonzante la bandera de España y el himno en algunas comunidades autónomas, especialmente las gobernadas por los nacionalistas, que si dan valor y mucho a los símbolos propios.

Lo dicho, una exageración, una polémica artificial y un intento de distraer la atención. Mientras nos tiramos el himno y la bandera a la cabeza no se habla y se distrae la atención del tema esencial: ETA


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