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El tren de motilla. ave, ¿o ferrocarril convencional

Última respuesta: 25 de abril de 2009 a las 15:47
A
arnau_6166093
11/4/09 a las 16:14

Texto perteneciente a la novela romance de una dama

Motilla del palancar es una bella localidad Castellano manchega, en la comarca de manchuela. Este pueblo manchego de cerca de 6000 habitantes siempre soñó con el tren como medio de transporte rápido y eficaz. Primero fue el directo Madrid Valencia, después el trasversal y hasta un total de cuatro proyectos algunos con casi 100 años de antigüedad hicieron pensar a sus vecinos que el progreso que el ferrocarril llevaría a sus casas, a sus negocios, de cómo el tren cambiaria sus vidas. Nos consta por la documentación existente que las diferentes corporaciones municipales hicieron todo lo posible para que así fuese.

Mucho mas tarde ya en el siglo XXI el Ministerio de fomento decidió que la línea de alta velocidad Madrid-Levante región de Murcia, pasase por su termino municipal y no muy lejos de la población pero el tren no tendría estación comercial en Motilla.

Ya no serán los antiguos trenes de vapor, ni aquellos terceras en los que se sentaban los poetas como Machado o Federico para ir de su amada Andalucía a Madrid, o esos ferrobuses de nuestra niñez que subían a Canfran, sorteando los angostos y bellos valles pirenaicos. Ahora serán modernos trenes de Alta velocidad Talgos y Siemens, guiados por los mejores medios de comunicación por satélite, ERTMS y a 300kms/h. Serán cómodos, rápidos, y ecológicos. Pero no pararan en pueblos como motilla del palancar. Algunos habrán cumplido su sueño, podrán sentarse en los últimos años de su vida viendo pasar el tren por motilla del palancar.

Cuento: trenecitos

En una importante estación española había una vez dos trenecitos el uno era sencillo y humilde y cubría la línea Madrid Valencia por cuenca, El otro era Orgulloso y altanero Iba de Madrid a Barcelona en 2h 38m.

Eran las 2 de la madrugada y los servicios de limpieza los estaban poniendo a punto para la dura jornada del lunes, al trenecito un poco de jabón en cristal delantero para que pudiera ver el maquinista y poco más. Para el AVE los más modernos equipos de limpieza.

A los dos les esperaba una jornada muy dura El ave llevaría un montón de ejecutivos con traje y corbata, hablando siempre por el móvil, o navegando desde el portátil o chateando con alguna amiga. El trenecito llevaría a la señora Maria al mercado, a juani y Raúl a la universidad, y en su interior dos novios adolescentes se darían los besos más dulces de su vida.

Un viajero pasa por delante de la valla de la estación y se queda mirando fijamente a los dos trenes el uno duerme placidamente en un rincón, el otro en la mejor vía de la estación. El viajero sonríe y sigue su camino mientras piensa que tren cogerá mañana.

La-luna y El mar

Ver también

A
arnau_6166093
25/4/09 a las 15:47

El tren de motilla
Son las 15:45, y un TRD está a punto de salir de la estación de valencia estación del norte, aunque el viajero se apeará en Zaragoza-delicias. El tren que acaba de arrancar, es con destino a Huesca, enfrente de el dos jóvenes, un chico y una chica que parecen hermanos. El es alto y con los ojos azules, se nota que viven en un pueblo por la tranquilidad y la sencillez que visten los dos. Ella es castaña con los ojos azules, tendrá unos 20 años, va sin pintar y la ropa no la favorece, pero aún así respira una belleza sencilla y paz interior por todo su cuerpo.

Lee un libro mientras su hermano escucha música, en los asientos del otro lado del pasillo está la Sra.María, acaba de perder un pendiente y no para de buscarlo por todo el tren. Su hija que tendrá unos 40 años tiene más paciencia que un santo. Estamos saliendo de valencia, la ciudad de las artes y las ciencias quedan atrás y el tren a 160kms/h se dirige entre cultivos de hortaliza y naranjos hacia la bibílinaria ciudad de Sagunto.
.
Sagunto ya quedó atrás, lentamente sin prisas el tren pasa por Gilet, Estivella y Soneja, un par de curvas más y Segorbe. Mientras el viajero mira por la ventanilla, recuerda otra época lejana, cuando subían en el corto a mora de rubielos, en aquel trenecito de coches de madera tirado por la yeyé, solo alcanzaba a duras penas los 40kms/h, que veranos aquellos en el nacimiento del río mijares pescando truchas a mano, y haciendo el gamberro por el pueblo espantándole las ovejas al tío Martín. Ya salimos de Segorbe, unas revueltas más y el pantano del Regajo lleno a rebosar, no cabe ni una gota de agua más. En unos minutos pasamos Caudiel y el TRD aumenta la potencia, el camino se hace sinuoso, lleno de puentes y viaductos enfilando cuesta arriba para salvar el Rabudo, aún así, a duras penas mantiene los 60 por hora, en unos minutos pasamos Masadas blancas y el verdor de los almendros contrasta con la aridez de la tierra. Un viejo y derruido edificio con un mosaico en azul y blanco, es lo que queda de de la vieja estación de Torás-bejís. Lo que antes fue esplendor ahora es como una actriz marchita que está esperando su último papel, se va apagando mientras contempla el paso de los trenes.

Por fin alcanzamos la cumbre de las cuestas de Rabudo, al fondo las sierras del toro y el nacimiento del río Palancia en el paraje del Palancar, por la izquierda la población de barracas, nunca si vais a barracas preguntéis por donde da la vuelta la procesión en semana santa, si lo hacéis os echaran del pueblo a patadas. Las montañas nevadas pese a los 15 grados del exterior, nos muestra los vestigios de un invierno que no quiere abandonarnos del todo, pese a eso los trigales verdes repletos a rebosar de amapolas indica que la primavera ya ha llegado, quizás seguramente en estos mismos trigales fuimos concebidos algunos de nosotros, ahora el tren corre mucho más, estamos llegando a la venta el aire, sobre nombre con el que se conoce a la estación de rubielos de mora, un poco más adelante el tren llega a la estación de Mora cuatro casas a 18 kms del pueblo. Allí una fonda de las de toda la vida convertida en restaurante, donde se puede degustar de los mejores manjares de la tierra, cordero al horno, jamón de Teruel, o esas trufas vendidas a altas horas de la madrugada al mejor postor, vamos cocina sana al cien por cien.

El tiempo se estropea, parece que va a llover, mientras la Sra. Maria se suena con un pañuelo de papel para disimular que está llorando, por la conversación que tienen madre e hija por la perdida de un pendiente regalo de su difunto marido.

Comienza a llover mientras estamos parados en Sarrión. La chica de enfrente mío parece dormida, sujeta suavemente el libro entre sus manos, se ha leído bastantes páginas desde que salimos de Valencia. Su hermano algo mas joven que ella sigue ensimismado oyendo música, con la sierra de Javalambre nevada al fondo, pasamos por la puebla de Valverde, un pequeño pueblo al pie de la carretera nacional, un montón de curvas y el tren comienza a descender, un poco más abajo la ciudad de Teruel, el Teruel Mudéjar, la ciudad de los amantes donde al pie de su escalinata tantas parejas nos prometimos amor eterno para luego no cumplirlo. El tren va cobrando vida, los viajeros se preparan, una locución nos da las gracias por viajar con RENFE, y nos dice que estamos llegando a Teruel.

El mar.

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