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En primicia los ppijos

Última respuesta: 13 de abril de 2004 a las 18:55
N
najla_9050387
8/4/04 a las 13:22

Los PPijos, el turno de la generación Agag
Editado por 'La Esfera de los Libros'. Los autores son los periodistas Carlos Ribagorda y Nacho Cardero.


La generación que se esconde detrás de los Aznar, Rajoys, Trillos y Zaplanas del PP, empujando, esperando el momento de alcanzar el poder.


Libro candente, un poco vergonzoso para cualquier ciudadano que, votante del PP, desconozca como son las cosas en el interior del partido. Una generación que no conoció la sociedad franquista, o que eran niños pequeños en el momento de la transición. Niños ricos, niños bien, niños de clase media alta, que llenan las noches madrileñas y las viven a tope, visten ropa de marca, llevan coches deportivos y se codean con la jet set de la capital madrileña.

Son un grupo de gente a la que se ha denominado "el clan Becerril", por sus reuniones en un pueblo de la sierra madrileña: José Ignacio Echániz Salgado, Alejandro Francisco Ballesteros de Diego, Ramón Moreno Bustos, Juan Manuel Moreno Bonilla, Gabriel Elorriaga, Carlos Floriano Corrales, Lucía Figar, Adolfo Suárez Illana, Tomás Burgos Gallego, Gerando Camps, Francisco Camps... Y, sobre todo, Alejandro Agag, el yernísimo, el eje de todo el movimiento. Son los nombres pricipales, teniendo como valedor a José María Aznar y apoyados por Eduardo Zaplana. Son gente con niveles de vida astronómicos, que se mueven entre la riqueza, el poder, el dinero y que viven a tope. Junto a ellos, como gente afín, empresarios de la noche madrileña, incluso alguno de ellos también ha hecho sus pinitos como empresario de la noche. Se relacionan con la gente más impredecible, siempre a niveles muy, muy altos. Y esperan, empujando, su momento en el poder, como nueva generación del PP. Los periodistas los definen como los PPijos, por su carencia de humildad, su despilfarro, su ambición sin límites y sus maniobras nada éticas para desbancar a los que no son parte del clan. Poco a poco han ido escalando puestos, colocando a unos y otros en lugares de poder, aunque aún cerrados los lugares más codiciados, ellos saben que en algún momento se abrirán y ellos son los que están ahí para recibir la herencia.

El libro no deja en buen lugar al ex presidente de la Generalitat Valenciana y ya ex ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana,

"Quiere poder, se le nota y todos los saben -explica el libro, en la pag. 237- pero sus enemigos son incapaces de pararle" Continúa explicando que Zaplana está preocupado por su imagen, por la esbeltez de su figura, por su bronceado y por su ropa. "Es el político más ambicioso de España, su meta es ser presidente del gobierno" continúa en otro lugar. Explica como Francisco Camps, uno de los fundadores del clan Becerril, y Zaplana no tienen buena realción, lo mismo que tampoco la tiene buena con Rita Barberá, alcaldesa de Valencia. Zaplana también se encuentra dolido por la falta de apoyo de Carlos Fabra, defensor de Camps en su contra.

Sin desperdicio alguno, a lo largo de 256 páginas nos descubre el mundo sórdido del poder y las maquiavélicas maniobras por conseguir arañar un puesto, ascender, merecer ser tenido en cuenta y, al fin, adquirir el éxito añorado. Ello cuesta a veces mucho tiempo, Zaplana-confiesan en el libro- hacía viajes a Madrid, cuando sólo era alcalde de Benidorm, sólo "para hacer amigos y conocer a la gente adecuada".

Lo curioso es como se les debe haber quedado la cara a tantos PPijos cuando hayan visto el resultado de las elecciones generales y el fracaso del PP en las urnas. Todos sus planes echados por tierra. Aunque a alguien como Alejandro Agag, yerno de Aznar, eso no le preocupa, cobra maravillosas cantidades por hacer de intermediario en negocios de venta de armas, por ejemplo, o en venta de sociedades y cosas así. Se codea con millonarios y cuentan que hasta Martin Villa se quedó helado cuando vió la agenda de nombres de su móvil, y ser testigo de que podía comunicar directamente con Berlusconi. Pero dicen las malas lenguas que Aznar no las tiene todas consigo y anda que no puede más, por el miedo a que su yerno termine como el rosario de la aurora y le salpique. Cosas de los PPijos...


Ver también

M
myrian_9166180
8/4/04 a las 13:42

Contigo me parto
es que me parto, no puedo parar.

O
omara_9130134
8/4/04 a las 18:10
En respuesta a myrian_9166180

Contigo me parto
es que me parto, no puedo parar.

Pues anda que yo
esto sí que es un artículo. KKKKE GÜENO

L
lianne_6002014
13/4/04 a las 18:55

Mis charlas
estan guais

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