La Ejecutiva del PSM acepta el nombramiento por unanimidad entre el estupor y sorna de la militancia
Los militantes socialistas madrileños se debatían ayer entre el estupor y la sorna a cuenta de la elección de su candidato a la alcaldía de Madrid. El motivo es que el partido no ha puesto en marcha el sistema de consulta a las bases, sino que Zapatero ha elegido a Miguel Sebastián sin tenerlas en cuenta. Y eso ocurre en un partido que estuvo a punto de convertir en Ley el sistema de elecciones primarias para la designación de los candidatos. El estupor se debe a que el elegido no es precisamente un político curtido, sino una persona de la confianza de Zapatero que no tiene predicamento entre la militancia. Un destacado crítico confesaba ayer: El nivel de sorpresas que te da la vida nunca es medible.
Sorpresa, porque no se lo esperaban. Zapatero había dicho que sería un militante del PSOE. Y Sebastián no tiene carnet de militante. Ya en la campaña electoral de 2004, el asesor económico de Zapatero declaraba a Telemadrid: No es que el PSOE no me inspirara confianza, pero quise mantenerme así porque pensé que podría aportar más desde mi posición de académico y empresario que desde una lista. Soy independiente, pero eso tampoco quiere decir que sea neutral.
Sebastián fue presentado como candidato a los medios de comunicación antes de que el PSM aprobara su candidatura de forma oficial.
Cuando se enteren los madrileños, de que fue el promotor del asalto al Banco Bilbao-Vizcaya, la Opa de Gas natural a Endesa, al Banco de España y el traslado a Cataluña de la Comision de las Telecomunicaciones, quedaran contentos
UN CANDIDATO SOCIALISTA... Y ULTRALIBERAL
Miguel Sebastián proponía "el sacrificio" de los pensionistas
Miguel Sebastián, investido candidato a la alcaldía de Madrid por la mano del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, no le va a ser fácil borrar su pasado. Sobre todo cuando algunos sectores del propio partido socialista han empezado ya a recordar sotto voce que las posiciones públicas del ex asesor áulico del presidente, en materia de pensiones, por poner un ejemplo, se han encontrado siempre en las fronteras más lejanas del liberalismo.
La posición de Sebastián respecto a las pensiones quedó plasmada en su intervención en el Congreso, cuando fue requerido como experto en noviembre de 2000, a propuesta del PSOE, para que valorara los resultados obtenidos por el Pacto de Toledo. El economista sostuvo que el sistema de la Seguridad Social era insostenible si no se introducían reformas para contener el gasto: "La clave para hacer frente al déficit de la Seguridad Social está en los gastos; en el único apartado donde hay margen de maniobra", dijo.
El diagnóstico del ahora rival del popular Alberto Ruiz-Gallardón era descarnado: a largo plazo el sistema debería ser menos generoso y esa reducción tendría que ser mayor en la medida en la que se no se abriese la mano con la inmigración. Las recetas que aportó Sebastián a la comisión parlamentaria iban desde calcular las futuras pensiones con el conjunto de la vida laboral del trabajador o retrasar la edad de jubilación, hasta homogeneizar los diferentes regímenes de la Seguridad Social.
Las más llamativas hacían hincapié en la modificación de la revalorización automática de las pensiones que se aplica anualmente. Así, por ejemplo, al considerar la pérdida de riqueza que suponía para el país el aumento ya por entonces de los precios energéticos Sebastián se manifestó así: "Lo que no está justificado económicamente es por qué (...) a los pensionistas se les cubre al 100 por 100 y ellos no pueden, en parte, apechugar con esta pérdida de riqueza que ha sufrido el conjunto del país".