Para bienhecho2000
Hay una persona todavía más tétrica en el Psoe que José Blanco y Caldera... RUBALCABA.
LA RUEDA DE LA FORTUNA
Pérez Rubalcaba y la 'mano negra' del 11-M
Diluido el resplandor de la victoria electoral del 14-M, el nuevo Gobierno Zapatero se enfrenta, entre otras cuestiones no menores, a la necesidad de dar respuesta a algunas preguntas esenciales que los españoles no pueden dejar de hacerse sin renunciar a su condición de ciudadanos libres: ¿Quién está realmente detrás de la masacre de Madrid? ¿Quién es la mano negra del 11-M?
Dice Stefan Zweig en el prefacio de su Fouché, retrato de un hombre político que en la esfera de poder de la política, raras veces deciden las figuras superiores, los hombres de ideas puras, sino un género mucho menos valioso, pero más hábil: las figuras que ocupan un segundo plano. Reconocido como uno de los tres grandes diplomáticos de la Revolución Francesa -con Talleyrand y Sieyés-, Fouché fue capaz de pasar como un rayo de sol a través del cristal de la Revolución, el Directorio, el Consulado, el Imperio y la Monarquía. Parapetado tras una autodisciplina férrea y una espartana renuncia a todo lujo o boato, cruel con los enemigos y servil con los poderosos, sin sentimientos, sin escrúpulos, Fouché desplegó siempre una enorme capacidad para desaparecer en las tormentas y volver a reaparecer al lado del vencedor.
Como el duque de Otranto, Alfredo Pérez Rubalcaba (APR) resurge de nuevo en la etapa Zapatero como el único gran superviviente del felipismo. Con más fuerza, si cabe, de la que tuvo en los Gobiernos de González, en razón del papel capital jugado en la victoria del 14-M. Nuestro curita de Nantes es, en realidad, el verdadero triunfador del 14-M, un moderno Fouché, incluso en el físico, que vuelve por sus fueros aureolado por las mismas viejas virtudes de los tahúres de la política, esos artistas de manos ágiles, palabras vacías y nervios de acero. Un maestro de esa fatalité moderne que, según Napoleón, es la política.
El malvado Rubalcaba, apelativo que le dedican no pocos compañeros de partido, no sólo encauzó la revuelta del sábado de reflexión con aquel antológico los españoles se merecen un Gobierno que no mienta, sino que, días después, investido de su nuevo poder, criticó la desclasificación por el Ejecutivo de un par de papeles del CNI en los que queda patente el pobre servicio que la escasa inteligencia del Centro prestó al Gobierno Aznar en la crisis del 11-M. Más ayuda parece que prestó al PSOE, en general, y al propio Rubalcaba, en particular, en su labor de acoso y derribo al candidato Rajoy. En la carretera de La Coruña sigue reinando el coronel Jambrina, superviviente de los tiempos de Alonso Manglano, y Aurelio Madrigal, secretario general con Javier Calderón y ex miembro de la célula destacada en presidencia de Gobierno, a las órdenes de Roberto Dorado. En el CNI está también Ignacio Estévez, actual responsable de la división exterior, y algunos simpatizantes más de la causa PSOE.
Rubalcaba tiene amigos de sobra en la Cuesta de la Perdices para saber, al mismo tiempo que el Gobierno legítimo de la Nación, si no antes, lo que el Centro pensaba, hacía o decía en pleno arrebato del 11-M. Con la osadía propia de un Fouché, APR utilizó esa información de acuerdo con los intereses de su partido, como ya hiciera en 1995, siendo ministro de la Presidencia y portavoz del Gobierno, encabezando la negativa radical a que el CESID desclasificara, en defensa de Felipe González, los papeles de la guerra sucia contra ETA, el caso GAL (la famosa nota manuscrita de Manglano me lo quedo: Pte. para el viernes). Estamos, pues, ante un reconocido experto en la utilización partidaria de los servicios de inteligencia, algo que ahora debería preocupar a Rodríguez Zapatero.
También durante el año 95, y con la inestimable ayuda del ministro Belloch, APR se encargó de montar la famosa conspiración contra González. En la tarea contó con la inestimable ayuda del agit prop de Prisa, el mismo Grupo que ahora ha llevado en volandas a Zapatero a la cima del poder político, subido en la ola del terror islámico y el dolor ajeno. Porque ésta es la clave del enorme poder de nuestro moderno Fouché: su condición de go-between, de hombre de engarce, de embajador del PSOE en Prisa y de Prisa en el PSOE. ¿Quién diseñó la estrategia defensiva de González en el 95? APR. ¿Quién ha diseñado ahora la operación derribo del PP? El mismo APR. La misma técnica, idénticos apoyos mediáticos.
Diluido el resplandor de la victoria, el nuevo Gobierno se enfrenta, entre otras cuestiones no menores, a la necesidad de dar respuesta a algunas preguntas esenciales que los españoles no pueden dejar de hacerse sin renunciar a su condición de ciudadanos libres: ¿Quién está realmente detrás de la masacre de Madrid? ¿Quién es la mano negra del 11-M? Nadie puede seriamente atribuir la autoría de los atentados a la desarrapada tribu de marroquíes de Lavapiés. Puede que ellos hayan sido los autores materiales, los sicarios, pero los instigadores son otros. Detrás de la elección del 11-M como día del atentado hay mucho perverso talento, mucho conocimiento de la política española, incluso de la psicología del votante español.
Algunas fuentes dignas de crédito sugieren que detrás del 11-M se esconde un ajuste de cuentas entre servicios secretos, entre el CNI de Jorge Dezcallar y el Muhabarat, el servicio secreto iraquí de Sadam Husein. Desde este punto de vista, el 11-M sería la tercera siniestra entrega en un rosario de venganza que contaba con dos advertencias previas: el asesinato (9 de octubre de 2003) del sargento José Antonio Bernal, del CNI, a la puerta de su casa en Bagdad. Bernal llevaba tres años viviendo en Irak y ejemplificaba las estrechas relaciones existentes desde siempre entre los servicios de ambos países, mantenidas incluso al margen de los avatares de la política. ¿Por qué esta vez se rompió la cuerda? ¿Por qué el Muhabarat acusa al CNI de traición? ¿Fue sólo la invasión de Irak? Quien llamó a la puerta de Bernal era gente por él conocida. Su muerte fue la primera letra que los servicios de Sadam giraron a España.
La segunda estación de la venganza iraquí tuvo lugar el 29 de noviembre, cuando 8 agentes del CNI fueron acribillados a balazos en una emboscada tendida por agentes de Sadam. Nos están matando; mandad helicópteros. Sobrevivió el sargento José Manuel Sánchez.Salvó la vida gracias a un beso de un clérigo iraquí, a sueldo del MI-6 británico, que presenciaba la masacre. En la primera semana de marzo, los servicios italianos alertaron de la presencia en nuestro país de un coronel de Sadam que, tras huir de Irak, habría entrado en España a través de Marruecos. La advertencia no fue atendida. La Comisaría General de Información de la DGP reprocha al CNI su ineficacia. Pero en las Perdices reaccionan con acritud: ¿Cómo podéis abrir la boca, cuando teníais pinchado a uno de los autores materiales, Jamal Zougam, en su locutorio de Lavapiés...?
¿Un ajuste de cuentas entre servicios secretos? Sólo un analista de inteligencia de extraordinaria finura es capaz de elegir el 11-M como fecha idónea, susceptible de provocar el vuelco político ocurrido en España el 14-M. El 11-M. Ni antes, ni después. Esta ha sido una operación de inteligencia, en realidad terrorismo de Estado, ejecutada por mercenarios marroquíes. De ahí el interés de la mano negra por reivindicar inmediatamente la autoría para el fundamentalismo islámico, y la evidencia de las pistas servidas a la policía casi en bandeja.
Y la pregunta que se hacen algunos hombres del antiguo CESID: ¿Sólo los servicios secretos iraquíes? Una pregunta que nos remite al clásico quid prod est? Difícil imaginar en la ribera del Tigris o las montañas de Afganistán análisis tan fino del inconsciente colectivo hispano como para preparar ese golpe en día tan señalado.Más fácil intuirlo en un despacho a orillas del Sena. ¿Han tenido algo que ver los servicios secretos franceses, siempre en óptimas relaciones con el Muhabarat? Ahí está la posición de Aznar y del PP, contraria al nuevo reparto del poder en la UE que franceses y alemanes pretenden implantar en la futura Constitución europea.Sacando al PP del poder, se acaba la dureza española sobre el Tratado de Niza.
El caso es que la CIA está volcada en el descubrimiento de la mano negra, y otro tanto ocurre con los servicios secretos británicos.¿Consentirá el pueblo español tan brutal castigo sin tratar de descubrir, cueste lo que cueste, a los responsables finales de la matanza? Una prioridad absoluta del Gobierno Zapatero. Más que de seguridad, se trata de una cuestión de dignidad. La dignidad de un pueblo libre, al que no se le puede masacrar impunemente.
Ver también
Perdona
se me olvidó poner el autor del artículo: Jesús Cacho