Jordi Pujolone es un capo de la política, un manipulador sin equiparación en la actual política. Cuando un padrone de este calado pide perdón es por que el robo realizado a la hacienda pública tiene unas dimensiones megalíticas, y el EX molt honorable sabe que toda mácula o luz sobre los negocietes de su famiglia, ciertos y reales, que todos conocen y callan en Cataluña sería un descrédito al proceso de insurrección aún sin sofocar.
Cuando este padrino da ese paso es por que sospecha que hay riesgo de filtración y el mangoneador de los mangoneadores cree que neutraliza gran parte del bombazo con una más de sus mediocres teatralizaciones.
Debemos pensar que a don Pujolone se le puede disculpar incluso que robe a Cataluña, porque el saberlo entra por el raciocinio y el conocimiento y los que le defienden y disculpan lo hacen por un sentimiento inyectado en las escuelas y en la televisión estos últimos años, y menospreciarán o relativizarán el simbolismo que supone que el líder o el tejedor de la rebelión de Cataluña se haya metido para la buchaca cuantiosas cantidades de dinero mediante paraísos fiscales.
Hasta tal punto llega el talento embaucador del na%ionalismo catalán que mientras el patrone del califato escapa cual rata con lo saqueado, todavía exhorta a sus adeptos a que defiendan el castillo.
Ira y fuego.