Jugamos al póker y vamos de farol, nos regocijamos y descojonamos. Por un farol se pretende cambiar la Constitución, se malgastan millones del dinero público que ahora resulta que como es público pues no es de nadie -una auténtica cita de alguna ministra lumbreras-. Se daña la imagen internacional y se rompe un poco más la ciudadanía.
Pero acaso alguna esta chusma ha ido en serio? La suerte de estos degenerados es estar en España.