P:¿Comparte usted el criterio de que todo lo que nace muere?
GW:Cada vez más. Pero vamos, hay cosas que podrían ser inmortales si se quisiera.
P:¿Y Caiga quien caiga estaría en la lista de inmortales?
GW: Si de mí dependiera, seguro. No habría problemas. Si estuviera en mis manos no acababa, se lo digo yo.
P:¿Tan contundentes son las razones empresariales para no seguir?
GW: Se ve que sí, y eso que el espacio tiene una rentabilidad añadida. Es un programa, y lo digo con toda la humildad del mundo, que prestigia a la cadena que lo emite. Además, desde que hago televisión, nunca he percibido una relación tan afectiva con la audiencia.
P:¿Sorprendido por la decisión?
GW:Sí, mucho. Si yo tuviera una cadena de televisión, la tendría fundamentalmente para hacer un programa como éste.
P:En su opinión, ¿cuáles son las razones reales para concluir la relación con Tele 5?
GW: Pues, sinceramente, no lo sé. No nos han dado una explicación concreta, más allá de los motivos empresariales, que no sé dónde empiezan y terminan. Porque después de siete temporadas, tanto el contenido como los motivos empresariales vienen siendo los mismos.
P: ¿Se sienten víctimas de la guerra mediática entre el Gobierno y los grandes grupos de comunicación?
GW: Personalmente, no. Pero hago una reflexión muy triste respecto a este asunto, y es que se trata de un programa que, en este momento, no se puede emitir en ninguna cadena. Es decir, que mucho más triste que no nos renueven es el hecho de que el espacio no cabe en ningún otro sitio. Ésa es la libertad real que hay. Vivimos en una ficción absoluta, en lo que es la libertad de expresión. La libertad de expresión en los medios que tienen propietario se reduce a la voluntad del propietario.
P:¿Recibieron indicaciones de que, si rebajaban los contenidos, el programa podría continuar?
GW: No. En las siete temporadas de programa eso no ha pasado nunca. Antes me refería a que, si no se hace aquí (en Tele 5), no cabe en ningún sitio, porque ni las teles autonómicas ni las que emiten para todo el Estado han tenido el más mínimo interés en un programa similar.
P: La decisión se toma cuando anuncian el estreno de una nueva sección sobre Ana Botella, y además con elecciones municipales a la vuelta de la esquina...
GW: Sí, pero esto ya entra en el terreno de la especulación. La única verdad es que el programa desaparece y no hay otro espacio parecido en la televisión de ámbito estatal. No tiene heredero y es un poco triste que alguien con un patrimonio muera sin descendencia.
P: ¿No hay ninguna posibilidad de que este patrimonio pueda colocarse en alguna otra cadena?
GW: Ya se ha testado y no hay ninguna.
P:¿Seguro?
GW: Tal y como se hace ahora, no.
P: ¿Piensa que con la desaparición de Caiga quien caiga los telespectadores van a ser menos libres?
GW: No, tanto no diría. Pero sí, es un termómetro. Se reduce el nivel de libertad y el techo podemos ser nosotros. Si quitas esto, dígame cuál es el techo. Ésta es una reflexión que se puede hacer perfectamente. No somos portavoces de nadie. Es más, recibimos muchas críticas de gente que nos dice que el programa trata al poder de forma muy amable y no somos agresivos, intolerantes y radicales, y eso tampoco cabe.
P: ¿Qué planes tiene?
GW: De momento, ninguno. Nos quedan cuatro programas y la noticia se produjo ayer. Hay un trabajo inmediato que hacer, pero, claro, lo hacemos con menos entusiasmo.