Primera derrota del presidente Zapatero
Fracasa su 'operación Montilla', regala a CiU el Estatuto y prefiere pactar con los nacionalistas en Cataluña y en las Cortes
FERNANDO GAREA
MADRID.- José Luis Rodríguez Zapatero sufrió ayer su primera derrota electoral como presidente del Gobierno y su apuesta ha fracasado.
A tenor de los resultado, el presidente del Gobierno y líder del PSOE ha cedido a CiU el mérito político del Estatuto y ha convertido a Artur Mas en el ganador de las elecciones, con una ligera subida y sin tener asegurada la presidencia. Si José Montilla se empeña en intentar una segunda edición del tripartito lo hará con menor apoyo parlamentario y en situación de inferioridad.
La derrota se aliviará dentro de un mes si Montilla consigue ser el tercer presidente de la Generalitat electo de la España constitucional, aunque sea en esa situación de inferioridad.
El partido del presidente del Gobierno ganó en las europeas en 2004; no fue el más votado en Galicia en 2005, pero subió lo suficiente para recuperar una comunidad emblemática y desplazar al PP y tampoco ganó ese año en el País Vasco, pero subió con respecto a las anteriores y, por tanto, pudo celebrar el resultado.
Antes de las generales del 14 de marzo de 2004, Zapatero había ganado las elecciones catalanas y en las municipales su partido fue el más votado en toda España, por primera vez desde hacía 10 años.
Ayer, la gran apuesta del presidente, la que representaba José Montilla, sufrió un retroceso electoral, el mayor de todas las fuerzas catalanas. Tiene cinco escaños menos y su desventaja con CiU ha pasado de cuatro a 11 diputados.
El retroceso es compartido con ERC, partido que constituía el pilar fundamental del tripartito que respaldó e impulsó Zapatero. Sólo recupera mínimamente la otra pata de la Generalitat, IC, que es el único que no sufre desgaste del tripartito.
La derrota del PSC de Montilla es imputable al presidente del Gobierno y líder del PSOE porque él dirigió la gestación del Estatuto, él apostó por Montilla como candidato en lugar de Pasqual Maragall y él se ha volcado como nunca en la campaña.
A tenor de los resultados, ha sido CiU quien ha recogido los frutos del Estatuto y el PSOE no sólo se ha desgastado en toda España con esa gestión, sino que ha hecho que su partido en Cataluña retroceda y no se pueda apuntar ningún mérito. En términos de rentabilidad, para Zapatero el Estatuto ha sido un mal negocio y, además, ha alejado a los catalanes de sus políticos como muestra la abstención de ayer y la del referéndum. Algunos anoche se acordaban en Cataluña del álbum de fotos que Zapatero regaló a Artur Mas durante la gestación del Estatuto y, más recientemente, en la negociación de los Presupuestos del Estado.
La otra mala noticia para Zapatero es que el PP ha mantenido sus resultados en la comunidad autónoma en la que podía concurrir en peores circunstancias, por la presión externa y por su propia posición política frente al Estatuto. Pese a todo, el partido de Mariano Rajoy sale casi indemne, mantiene prácticamente sus resultados y revalida su posición.
Matemáticamente caben tres posibilidades aritméticas: CiU con ERC; CiU con PSC y un nuevo tripartito. El Gobierno admite que la fórmula de nacionalistas más independentistas sería la menos deseable para Zapatero. Primero porque dejaría al PSC en la oposición y segundo porque el gran asunto en la agenda política será el desarrollo del Estatuto y no sería nada cómodo hacerlo frente a CiU y ERC unidos.
Antes que esa fórmula, Zapatero preferiría que gobernara CiU con apoyo más o menos estable de los socialistas catalanes. La contrapartida sería el respaldo al Gobierno del PSOE en el Congreso.
El presidente viviría una situación mucho más cómoda en las Cortes y para la negociación del desarrollo del Estatuto tendría en frente una Generalitat más débil, que, además, debería su estabilidad al PSC. Ésta es la fórmula más deseable para Zapatero, aunque fuera a costa de ceder la presidencia de la Generalitat a CiU. De hecho, nunca se ha negado que este acuerdo estuviera en la mesa de las negociaciones de Zapatero y Mas para sacar adelante el Estatuto.
La tercera fórmula es la del tripartito, ahora con menor base parlamentaria, pero con la lección de los últimos tres años aprendida y con Montilla y Puigcercós, en lugar de con Maragall y Carod. Zapatero ganaría comodidad para negociar el desarrollo del Estatuto y perdería estabilidad en las Cortes porque dejaría de contar con CiU y se apoyaría en ERC, que ya ha demostrado que es menos fiable.
Mundinteractivos, S.A.
