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Si os fijais, la progresia sigue hoy igual que hace 70 años

Última respuesta: 19 de octubre de 2006 a las 20:23
A
an0N_973290899z
19/10/06 a las 17:05

Si en palabras del historiador británico Paul Johnson, la guerra civil española es uno de los sucesos del siglo XX sobre los que más se ha mentido, debe admitirse que las desvirtuaciones en torno a la II República apenas le van en zaga. La pintura de aquel régimen como una etapa de progreso y libertad, rota en 1936 por una sublevación fascista, ha sido impuesta sistemáticamente a los medios de comunicación y en una historiografía menos preocupada por el rigor cientifico que por la conveniencia politica.
Ciertamente hubo en 1936 una sublevación derechista, pero la misma sólo fuen una última de una serie de no menos de seis rebeliones armadas y sangrientas contra aquella República. De las cinco anteriores, las cuatro más sangrientas tuvieron carácter izquierdista y solo una, la de Sanjurjo, en agosto de 1932, provino de la derecha. Vemos, por lo tanto, que la II República concitó en sus cinco años de vida una oposición extremadamente violenta, provocando las convulsiones más fuertes experimentadas por España desde hacía más de un siglo.
Como es sabido, en 1930, después de la dictadura de Primo de Rivera, la monarquía intento volver a un régimen constitucional mediante elecciones. Los republicanos rechazaron ese proceso e intentaron imponerse mediante un golpe militar en diciembre de dicho año. El golpe fracasó, dejando varios muertos, y los republicanos acudieron entonces a las primeras elecciones, de carácter municipal. Las ganaron en las capitales de provincia, pero las perdieron muy ampliamente en el conjunto del país. A pesar de ello, unos lideres monárquicos completamente desmoralizados y sin respeto a sus propios votantes, les entregaron el poder, en uno de los sucesos más extraños y sin precedentes de la historia española.
Nació así la II República, el 14 de abril de 1931. En su corto desarrollo pasaría por tres etapas (cuatro, si se tiene en cuenta los primeros meses de consolidación): dos de ellas, con duración de un bienio cada una (dos años) , y una última de solo cinco meses. El primer bienio, desde 1931, correspondió a gobienos compuestos por republicanos de izquierda y socialistas; el segundo, de finales de 1933 a finales de 1935, a gobiernos de centro derecha; y la tercera etapa, de febrero a julio de 1936, al Frente Popular. Estos rápidos cambios habrían sido normales en una democracia si no hubieran constituido verdaderos bandazos en medio de una creciente radicalización política.
El primer bienio quedó definido por la personalidad de Azaña, que marcó la Constitución con una impronta no ya laica, es decir, neutra en sentido religioso, sino abiertamente anticatólica, ofensiva para los sentimientos de la gran mayoría de la población. Al condenar a la indigencia al clero, prohibir la enseñanza a las órdenes religiosas y disolver a los Jesuitas -causando, entre otras cosas, el hundimiento de instituciones de enseñanza muy acreditadas-, la Constitución refrendaba en cierto modo, la oleada de incendios de Institutos de Enseñanza Media, bibliotecas, Iglesias y demás centros de enseñanza con que se inauguró la II República. La respuesta muy mayoritaria de la derecha fue, sin embargo, legalista y pacidica. Solo algunos militares iniciaron conspiraciones tan inefectivas como las tradicionales entre los militares republicanos (no debe olvidarse que, contra una idea muy extendida, los pronuunciamientos en el ejército, desde el siglo XIX habían tenido muy mayoritariamente carácter izqierdista).
Pero si la derecha, en general, optó por la legalidad, no hicieron lo m ismolos anarquistas. Éstos habían ayudado con sus votos a traer la República, no tanto por simpátias hacia ella como porque la consideraban un régimen débil ante sus aspiraciones revolucionarias. Muy pronto comenzaron sus huelgas revolucionarias, intentos de provocar la "liberación" de Andalucía, etc. Y el 18 de enero de 1932 se produjo la insurrección del Alto Llobregat, donde los anarquistas se apoderaron de varios ayuntamientos e instauraron la revolución libertaria, pensando en extenderla desde allí.
Azaña hace constar en sus diarios su reacción "rápida y con la mayor violencia. Se fusilaría a quie3n se cogiese con las armas en la mano". Ordenó actuar al ejército, y hubo treinta muertos. El gobierno deportó a las colonias africanas a m`as de un centenar de lideres anarquistas y hubo acusaciones de torturas.

La rebelión anarquista no hacía sino culminar una serie de incidentes sangrientos que en solo diez meses totalizaron un minimo de 122 muertos, todos ellos causados por organizaciones izquierdistas, ácratas en su mayoría. La CNT describía a Azaña como un monstruo sanguinario, y sometía al régimen a una inestabilidad permanente. Con el pretexto del desorden y del proyecto de autonomía para Cataluña, visto como un proceso de secesión, el General Sanjurjo se sublevó a su vez en agosto, probablemente con la idea de sustituir a Azaña por Alejandro Lerroux. Debe recordarse que Sanjurjo se había inclinado por la República en abril de 1931, cuando, como director de la Guardia Civil, hizo mucho mas por traer el nuevo régimen republicano que el propio Azaña. El Gobierno, conocedor de la trama del golpe lo frustró enseguida en Madrid y lo aisló en Sevilla, liquidandolo con la mayor facilidad. Al efecto trajo, por primera vez, tropas moras de Marruecos. La intentona ocasionó diez muertos, casi todos entre los rebeldes.
Azaña explotó su éxito lanzando una ofensiva en toda regla contra las derechas, aunque éstas, en su inmensa mayoría, se habían mantenido al margen o habían condenado el golpe de Sanjurjo. Fueron cerrados casi todos los periódicos derechistas, detenidos sin acusación gran número de sus dirigentes medios, exporpiadas las tierras de los "grandes de España", etc. Estas arbitrariedades podían realizarse gracias a la Ley de Defensa de la República, pormovida por Azaña, que practicamente anulaba la constitución y permitía actuar al poder con una enorme dosis de arbitrariedad.
Por estos métodos, el gobierno creía haberse desembarazado de enemigos en la extrema izquierda y en la extrema derecha. Pero en enero del año siguiente, 1933, estallaba, sobre todo en Cataluña y Andalucía, una nueva insurrección anarquista. Azaña, exasperado, volvió a replicar con la máxima dureza ordenando "tiros a la barriga" de los insurrectos. Numerosos dirigentes anarquistas sufrieron arresto, maltrato e incluso tortura, pero el episodio peor ocurrió en Casas Viejas, donde la republicana Guardia de Asalto incendió la chabola de una familia de insurrectos, que murieron abrasados, y efectúo una razzia indiscriminada en el pueblo, asisinando a casi todos sus habitantes. La insurrección costo en total ochenta muertos.
Estos hechos hundieron el prestigio de Azaña, que se mantuvo en el gobierno contra viento y marea (como veis, un rojo no dimite nunca), perdiendo las elecciones parciales, hasta verse obligado a dimitir en otoño (es decir, le echaron los votos). Para entonces la violencia política, de las masas o del gobierno, había causado 285 muertos en poco más de dos años. Como hicieron notar algunos observadores, en tan corto tiempo habían caido bajo la Repçublica muchos más obreros que en bastantes decenios de monarquía.
Ante este panorama, en noviembre de 1933 el centro derecha gana las elecciones por amplia mayoría (5 contra 3 millones de votos en cifras muy redondas). El propio Azaña, cuyo partido apenas logró un puñado de diputados, solo salvo su escaño presentándose por las listas del PSOE en Bilbao.
La respuesta al triunfo derechista fue una tercera insurrección anarquista, en diciembre, la más violenta de todas, que incluyo el despeñamiento de un tren a base de cargas de dinamita y ocasiono 89 muertos en total. Pero el porblema principal para la estabilidad de la República fue que la izquierda teóricamente democrática no aceptó la victoria electoral de la derecha (¿os recuerda algo esto cuando gano Aznar las elecciones?). La Esquerra, en el gobierno autonómico de Cataluña, reaccionó declarandose "en pie de guerra". Según ella, había triunfado en las elecciones "toda la tropa negra y lívida de la Inquisición y el fanatismo religioso" (como veis, las aragumentaciones de entocnes tienen vigencia hoy en día....el metodo es el mismo). La llamada al fanatismo, a la locura, a la traición, a la miseria moral y mental de una conciencia de esclavo y de iluminado. Frases así, que no revelan una salud moral y mental excesiva, seguían con apelaciones a "estar alerta, el arma al brazo y en pie de guerra"; "Es hora de ser implacables, inflexibles, rigidos"; "No amenazamos, advertimos"; "No hacemos literatura nosotros". Y remataban con un sereno llamamiento: "Sin perder la serenidad, solo hay que escuchar una voz que resonará, si hace falta, en el momento preciso". Y asi sucesivamente. (se puede ver la fé democrática de estos chicos rojeras).

En cuanto a Azaña y otros republicanos de izquierda, su primera medida consistió en intrigar en pro de un golpe de Estado (como el ahora reciente de los 4 trenes de Madrid) que impidiese convocar las Cortes, y luego organizar nuevas elecciones con grarantía de triunfo izquierdista.
El testimonio de estos planes lo encontramos en las memorias de Alcalá Zamora, presidente de la República y de Martínez Barrio, Jefe de Gobierno en aquel moemnto y gran dirigente de la masonería española. Meses después, en el verano de 1934, Azaña intentaria un nuevo golpe de Estado, junto con los nacionalistas catalanes de la Esquerra. El plan no funciono debido a la abstención del PSOE, que entonces preparaba activamente su propio golpe de Estado contra la República (la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias, Vascongadas y Cataluña, fracasada en el resto de España).
Tanto Azaña como los socialistas tenian una concepción jacobina , y no entendían la democracia como un sistema neutro de libertades políticas y elecciones, sino como un rñegimen en que "ellos" gobernaran por encima de todo (¿os suena de algo la historia de entonces comparada con la de hoy?). Tal concepción la expreso Azaá reiteradamente: la República era para todos los españoles, pero gobernada solo por los republicanos de izquierda, es decir, por el propio Azaña y sus seguidores. Esta concepción recuerda la del despotismo ilustrado: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Las derechas, sostenía Azaña, no tenian "títulos" para gobernar, dando por supuesto que había otros títulos por encima de los votos y el respeto a la Ley.
Para fundamentar su intolerancia hacia los votantes de derecha y sus partidos, las izqueirdas adujeron que la CEDA no se había declarado republicana, y que Gil Robles había hecho declaraciones antiparlamentarias.
La realidad es que, en la izquierda y mas en el PSOE, el cual no se consideraba republicano, pues veía en la República solo un instrumento transitorio para llegar a un regimen de tipo soviético y Azaña, encontraba en el PSOE un socio bastante aceptable.
Gil Robles y la derecha en su conjunto, se atuvieron a la Ley, renunciaron a la violencia y, a la hora de la verdad, defendieron la Constitución Republicana y las libertades cuando éstas fueron atacadas en Octubre de 1934....por las izquierdas (socialistas, comunistas y anarquistas)...que nunca se quitaban de la boca la palabra "democracia"
Así pues, hasta diciembre de 1933, en dos años y medio de vida, la República había sufrido cuatro rebeliones abiertas; solo una de ellas, y la menos cruenta, de carácter derechista (que fue repudiada por toda la derecha), más la rebelión encubierta de la izquierda republicana que, de haber triunfado, habria acabado con la legalidad y cualquier vestigio de democracia del rñegimen republicano, abriendo paso seguramente a la guerra civil ya en aquella fecha.

Si os fijais, el hecho de que hayan pasado 70 años no sirvió para que adquieran un talante democrático y moderado. Hoy siguen igual que entonces...

Ver también

O
oscar_9388282
19/10/06 a las 20:07

Esta muy bien escrito..
..y muy bien redactado. Si esto lo ha escrito un estudiante de BUP, diria que redacta muy bien y si yo fuera su profe le pondria muy buena nota.

Si tuviera una hija adolescente de misma la edad que el autor de este panfleto me preocuparia, pensaria que mejor lejos... que la historia como el amor debe ser transparente. (y si no lo es causa heridas)

Donde dices..."Pero si la derecha, en general, optó por la legalidad,...", jo! no se a que pueblo te refieres, en las ciudades insdustriales cercanas donde nací, los mas viejos aun te hablarian de los pistoleros de la patronal...

A mi me parece un articulo tendencioso. Hay historiadores de tutti colori, pero tienen rigor. Esto, me ha parecido un cuento.

Saludos
S.

V
volha_6405852
19/10/06 a las 20:23

Pío mora
Hay que reconocer que es un lumbreras como historiador, junto con Cesar Vidal, que no se nos olvide

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ISDIN Si-Nails

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