"Me rebelo para que mi hija no sea más tu sirvienta"
Felipe Quispe; el Mallku
En los últimos años a través de los diferentes conflictos sociales, vemos que diversos sectores indígenas que anteriormente mantenían un bajo perfil respecto a su actuación al interior del campo político, hoy en día van adquiriendo mayor participación y sobre todo, estos sectores desentrañan antiguas relaciones de dominación, imposición y exclusión, es decir, resurgen antiguos problemas de la historia política y de la historia de las dominaciones, que después de tantos años o siglos, hoy aún perduran quizás con otros matices pero manteniendo la misma lógica de segregación o exclusión.
Si bien decimos que resurgen viejas relaciones de dominación esto no quiere decir que estas relaciones hayan estado ausentes en el transcurso de los años anteriores, sino más bien que este tipo de relaciones han sido reconfiguradas, este hecho se ve expresado, como señala Julio Mantilla (2003) en la doble ideología desplegada por los sectores dominantes, es decir, la ideología se manifestaría a partir de dos factores, aparentemente contradictorios, uno externo; que reconoce la igualdad de derechos, oportunidades y obligaciones, y otro interno; que se expresa en una ideología anti indígena, correspondiente a un proceso de desestructuración y homogeneización de las comunidades originarias que ha persistido a lo largo de la historia.
En este sentido, uno de los problemas transversales que ha permanecido en el desarrollo de nuestra historia es suponer y al mismo tiempo aseverar la inferioridad del indio, es decir, el problema pasa por creer inferior al indio, por no creerlo conciente (dueño) de su propio destino para de este modo justificar la imposición de creencias ajenas a la lógica originaria (comunal), es así que desde antes de la fundación de la republica se van configurando identidades superpuestas, se trata de la imposición de un modelo, de una lógica diferente por encima de las identidades originarias, de este modo se desarrolla una nueva identidad colectiva con una lógica individual, instrumentalista, bajo el paradigma occidental.
Este problema tiene que ver también con el hecho de la ausencia de un proyecto societal, es decir, un proyecto de integración nacional sin que éste llegue a un proceso de subordinación, el cual en la historia de Bolivia no se dio, sin embargo, es menester reconocer que si bien la Revolución de 1952 intentó consolidar un estado nacional esto se lo hizo mediante la asimilación de los pueblos a otra lógica, es decir, se tendió más a la homogeneización sin considerar las identidades culturales abigarradas que caracterizan al país.
Es pertinente considerar que la construcción de la identidad nacional no se ha consolidado, es decir, como señala Raúl Barrios Morón (1993); no se teje la idea de nación como sentimiento amplio de pertenencia de los grupos sociales a un colectivo nacional, es así que las luchas políticas e ideológicas giran en torno a un intento por establecer el carácter que tendrá la nación o la forma de revelación de la nación en el estado.
Por otro lado, haciendo un breve balance de la historia de Bolivia y retomando las palabras de Carlos Montenegro, podemos caracterizar esta historia como la lucha de dos fuerzas opuestas, en este caso, de una ideología nacional y otra antinacional, relaciones de fuerza que en determinado momento imposibilita la formación de la conciencia nacional y en contraparte desarrolla, en cierta medida, sentimientos de segregación racial, étnica y cultural.
Históricamente este hecho tiene que ver con las características propias de la oligarquía, es decir, esta casta representó en lo nacional a los intereses extranjeros, y se diferenció de los demás grupos sociales por expresar la xenofilia en todos los aspectos, de este modo, se configuran sentimientos opuestos, que se manifiestan, por un lado, en el odio al indio, y del otro lado se revaloriza todo lo extranjero.
Según Zavaleta Mercado lo anterior es propio de:
...sentimientos que provienen de una vieja alienación cuyo punto de partida son los propios conquistadores. El indio al que no pudo aniquilar, era para el español el recuerdo de su pecado, noción cristiana que estaba muy asentada en los supuestos culturales con que vino... (1990: 53)
Analizando estos aspectos desde el punto de vista de la ideología, y considerando que la ideología al ser un elemento de interpelación podría convertirse también en un elemento de dominación, como lo hizo la lógica antinacional, vemos que los individuos en determinado momento se convierten en sujetos con identidad y esta identidad puede convertirlos en sujetos atados y coactados ideológicamente y en este sentido se podría hablar de una falsa conciencia respecto al sistema estructural de la sociedad debido a que la ideología también funcionaria como un agente dirigido hacia la conservación o preservación del orden establecido, es decir, sería un elemento orientado hacia la cohesión de la sociedad y en este sentido de toda la estructura social y de este modo; contingentemente se convertiría en un sistema de representaciones falseadas de la realidad, o retomando a Franz Tamayo, esto último se expresaría en lo que él denomino el Bovarysmo, en este caso correspondería a admirar todo lo extranjero y despreciar lo nacional, es decir, intentar aparentar cosas que no son ciertas.
De este modo; a través de diversos contenidos ideológicos que en los últimos años irradian en el espacio social se ha consolidado la vieja mentalidad racista y excluyente, sin embargo, es menester reconocer que muchos de estos discursos han sido robustecidos mediáticamente, no obstante, esta especie de colonialismo interno expresado en relaciones de discriminación e intolerancia vemos que hoy en día está más vigente que nunca.
Como ejemplo, podemos señalar a la pretendida nación camba la misma que es enarbolada por la oligarquía cruceña, la cual se mueve a través de la doble ideología, anteriormente señalada, por un lado apela a aspectos de integración, de aglutinamiento y sin embargo actúa bajo una lógica de discriminación, no sé si podamos hablar de racismo; puesto que considero que por lo menos en esta región del mundo no se puede hablar de razas puras; sin embargo, algunos teóricos señalan que la pretendida nación camba se manifiesta con tintes racistas.
Algunas manifestaciones se ven reflejados en los acontecimientos de los últimos años, por citar un ejemplo; el 16 de Octubre de 2003 en la Plaza 24 de septiembre de la ciudad de Santa Cruz cuando se efectuaba una marcha de campesinos colonos, trabajadores y universitarios que protestaban contra el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, grupos organizados pertenecientes a la llamada nación camba, con el grito de: fuera indios de mierda golpearon a todo aquel que tuviera rasgos de indio.
A nombre de la democracia mentada, de la defensa de la propiedad privada, o sea del régimen de explotación de las mayorías de Santa Cruz y de las nacionalidades originarias del oriente boliviano, la oligarquía cruceña (entre ellos los llamados Nación Camba) terminó defendiendo nada más y nada menos que al partido ideológicamente enemigo de las demandas regionales...
Si bien antiguamente algunos pensadores como Alcides Arguedas, Gabriel René Moreno manifestaban que la causa de todos los males y el atraso que padecía el país era culpa del indio, hoy en día esta especie de estigma social aún prevalece y se manifiesta a través de diversas construcciones discursivas, por ejemplo, el hablar de la Bolivia productiva y la Bolivia del bloqueo considerando que en esta separación dicotómica que se hace de Bolivia se identifica a ésta última a la región de occidente, caracterizada por tener en su composición demográfica a población principalmente aymará y quechua, es decir, al igual que años atrás se identifica que el causante del atraso y el no desarrollo seria, en este caso, el indio.
Remitiéndonos al proceso característico de la historia de Bolivia vemos que estas relaciones de discriminación y subordinación han estado presentes en todo el desarrollo histórico, por ejemplo, antes de la Revolución Nacional (1952) los indígenas, posteriormente constituidos en campesinos, no participaban en las decisiones nacionales en la medida en que eran considerados menores de edad.
Por otro lado, en los últimos conflictos sociales (mayo Junio de 2005) también podemos observar estas relaciones de discriminación e intolerancia, en la medida en que sectores de la llamada clase alta y media de la urbe paceña se organizaban conformando comités de autodefensa para enfrentar a lo que ellos denominaban el salvajismo de la indiada con el fin de defender sus propiedades, sus hogares, como señala Pablo Cingolani, este hecho nos expresa no solamente aspectos de intolerancia y discriminación sino también que ...cuando los Mamani, los Patana, los Quispe, se alzan, dicen basta, los ciudadanos, los urbanos, los civilizados insultan y reclaman que el orden sea restablecido... , es decir, restablecer las relaciones de dominación.
Por todo lo mencionado, y a manera de conclusiones, podemos señalar que la ausencia de un proyecto societal de integración, hace cada vez más difícil la convivencia entre diferentes culturas, grupos étnicos o nacionalidades, sin embargo, considero que el solo hecho de la posibilidad de, por ejemplo, la constitución de un Estado Nacional no resolvería estas contradicciones, en tanto que la idea de un Estado nacional expresado en un Yo colectivo, es decir, en la unidad de la población sujeta a un gobierno, que tenga un proyecto colectivo, es una construcción idealizada.
Por tanto, frente a esta ausencia de un proyecto societal de integración en la actualidad resurgen aquellas mayorías que resisten años de dominación, de imposición, de exclusión, esas mayorías resurgen, haciendo conocer su gran capacidad de movilización, de organización, de lucha, demandando un lugar que no fue considerado a lo largo de la historia, en este sentido, y exaltando la enorme capacidad de actuación de estas mayorías aún excluidas, considero que se debe dejar de ver al indio como un agente extraño, como un sujeto de simple estudio, al que hay que analizarlo, estudiarlo, puesto que retomando las palabras de Franz Tamayo y Mariátegui, son los indios los que constituyen la verdadera energía vital, por tanto serán ellos, en tanto poseedores de esta energía, los encargados de cambiar la realidad.
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este articulo fue escrito por: Vida Tedesqui
